Utilizando sus mejores artes, aprovechó la aparición ante la opinión pública del resultado de un examen toxicológico practicado a Alejandro Toledo meses antes, que demostraba que el hoy presidente había consumido cocaína. Entonces Olivera emplazó a todos los candidatos a que se sometieran de inmediato a un examen anti dopaje para demostrar que él no era consumidor de cocaína "a diferencia de Toledo" y tras señalar que "si alguien se niega a la prueba antidoping es que algo teme", sentenció mientras le cortaban una muestra de cabello en el laboratorio Roe, el 26 de marzo del 2001. Días antes de la prueba, Fernando Olivera llamó al reconocido médico Uriel García, quien postulaba en la lista de congresistas del FIM, para preguntarle los pormenores del examen toxicológico de cabello. "No te preocupes, el resultado podría estar en dos días si enviamos la muestra hoy mismo, además tienen que ser cabellos con raíz, para detectar posibles consumos en el tiempo", explicó el galeno a Popy en una conversación que fue registrada por la revista “Caretas”. Tras recibir esta información, Olivera prefirió hacer lo contrario y le fue cortado un pequeño mechón de las puntas de su cabello, según quedó registrado ante las cámaras de todos los canales de TV. Además, Olivera jamás mostró los resultados de la prueba y cada vez que se le preguntó al respecto, “toreó” a los periodistas. ¿Qué pasó?, ¿fue una tomadura de pelo hacia los electores?, ¿a pesar de tratarse de cabellos sin raíz, arrojaron algún resultado comprometedor para el candidato?, ¿o sencillamente la muestra nunca fue enviada a procesar? Cualquiera sea la respuesta a estas preguntas, lo cierto es que Olivera guarda celosamente el secreto sobre los resultados de dicho examen.
El mismo día de los comicios, el candidato del FIM se mostró más que optimista sobre sus posibilidades, pero el entusiasmo no le alcanzó. Obtuvo 9% de los votos y Alan García y Alejandro Toledo pasaron a disputar la segunda vuelta. Como señalaron hasta el cansancio los analistas, Olivera había sido un congresista y fiscalizador notable, pero no daba la talla para ser presidente, así, al menos, lo entendieron los electores peruanos. Había perdido soga y cabra al quedarse sin su curul parlamentaria y sin la presidencia. Sin embargo, Olivera tenía aún una última carta por jugar: dormir con el enemigo; en este caso, ver la posibilidad de aliarse al candidato Alejandro Toledo y cerrarle el paso a su enemigo Alan García.
La gran sorpresa vendría un mes después cuando Olivera anunció, en inusual conferencia de prensa, que el FIM se convertía a partir de entonces en aliado del "patriota" Alejandro Toledo, en lo que llamó una "alianza de gobernabilidad y moralidad", y se autoproclamó, además, adalid de una tenaz lucha para que Alan García de ninguna manera ganase en la segunda vuelta realizada en junio de ese mismo año. ¿Se está usted vendiendo por un plato de lentejas?, nos atrevimos a preguntarle ese día, mirándolo a los ojos, en su local de San Isidro. "No buscamos prebendas, este es un acuerdo de lealtad", respondió mientras nos asesinaba con la mirada.
Luego del ajustado triunfo de Alejandro Toledo a la presidencia de la República del Perú, Olivera inició sus habituales maniobras políticas para sacarle provecho a su alianza con el partido de gobierno. Poco tiempo después fue nombrado Ministro de Justicia, como parte de la flamante alianza FIM-Perú Posible. Una vez más, Olivera ingresó al centro mismo de la intriga, pero esta vez cómo un poderoso ministro. Pero una sombra de duda corrió como reguero de pólvora entre los peruanos: “¿Qué pruebas posee Olivera que podrían perjudicar al presidente Toledo? ¿Por qué el presidente aceptó una alianza con quien lo había injuriado hasta el cansancio?, ¿puro cálculo político?, ¿tiene asidero la versión que señala que Olivera chantajea al presidente con un vídeo, en el que aparece en una comprometedora situación con varias prostitutas? Muchas preguntas sin respuesta.
Las metidas de pata, exabruptos, presiones, intimidaciones e intrigas de Olivera, durante su paso por el ministerio de Justicia, han ocupado decenas de portadas y artículos, en las principales revistas y diarios del Perú.
Apenas iniciado su mandato, mostró sus dotes de intrigante al ocultar al jefe de Estado que tenía en su poder un vídeo en el que aparecía el hombre fuerte de Panamamericana Televisión, Ernesto Schutz, recibiendo 10 millones de dólares, a cambio de poner la línea editorial del canal al servicio del régimen. El 15 de septiembre del 2001, Genaro Delgado Parker llamó al ministro de Justicia, Fernando Olivera, para contarle que el productor de los vladivídeos, Roberto Huamán Azcurra, tenía en su poder un vídeo de Ernesto Schutz Landázuri, anterior administrador del primer canal del país.
Tras ver parte de la cinta, Olivera llama al jefe del Inpe para que hiciera los arreglos de una visita relámpago al penal Sarita Colonia, donde estaba Huamán Azcurra recluido. Esta visita ocurrió el sábado 15 o domingo 16 de ese año. Es evidente que Olivera usurpó funciones al visitar personalmente a Huamán y aún no queda claro qué fue lo que le ofreció el ministro a cambio de la grabación. Pero recién cinco días más tarde, la noche del jueves 20 Olivera llamó a procurador anticorrupción José Ugaz para informarle sobre la existencia de este vídeo, el cual fue entregado por Huamán finalmente el viernes 28 de septiembre del 2001.
Lo increíble del caso es que el 30 de septiembre, quince días después de haberse puesto en conocimiento el citado vídeo, Ernesto Schütz Landázuri se reunió con Alejandro Toledo Manrique, para tratar temas relacionados con el contenido informativo del canal. Vale decir que Olivera Vega habría engañado y escondido material de importancia trascendental al jefe de Estado poniéndolo en un serio aprieto, toda vez que apenas un par de días después de este encuentro, el vídeo en cuestión fue difundido a todo el país y Schutz escapó para refugiarse en Argentina.
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